martes, 19 de mayo de 2009

La Carroza II





Por fin, con dos días de retraso me encontraba a bordo del barco que me llevaría a la tierra soñada. Aunque mi idea inicial era haber alquilado un camarote y hacer la travesía cual marqués de Cuspidiños de Arriba me tuve que conformar con una plaza en aquella sala de butacas infestada de personas y sus respectivos equipajes. Más que una zona de descanso aquello parecía un mercado de abastos. Cuando uno planifica lo mínimo de un viaje tiene que estar preparado para admitir cualquier cosa, y yo lo estaba.


La sorpresa que me llevé cuando aquel papá italiano que viajaba con su hija me confirmó que aquella noche no había barco me produjo el primer chafón de la aventura. A fin de cuentas, no todo iban a ser conciertos y rubios guapos. Yo que me había desesperado tanto esperando por el taxi en la estación del tren, que había hecho correr como un loco al taxista por Barna pensando que perdería el barco, que era más fantasma que barco. Y la culpa la tiene la luna. Siempre he seguido el siguiente ritual biológico: hasta que uno no duerme no se cambia de día. Ritual este que entra en total contradicción con la hora de Greenwich. Adivina, adivinanza! El barco sale a las dos de la madrugada del día 23. Qué día de la semana sale el barco?...Respuesta: La madrugada del domingo al lunes. Pues para los seguidores de mi ritual, el barco salía en la madrugada del lunes 23 al martes, pero eso muchos lo llaman "día 24". Pues éramos varios los que nos encontrábamos esa madrugada en el puerto de Barcelona, así que no seré el único que cumple dicho ritual sagrado. El caso es que tal "despiste" me obligó a pasar dos días en Barcelona. Aproveché para visitar mis rincones favoritos de la ciudad, que son muchos, para realizar una de mis actividades favoritas que sólo se puede hacer allí, que es "ramblear" y para montarme en el teleférico, que nunca había podido y tenía muchas ganas. Me reí mucho imaginándome a mi abuela tirada en el suelo chillando como una poseída que se quería bajar. (Basado en hechos reales)






Me pasé buena parte de la travesía en cubierta. La noche era maravillosa. El manto de estrellas me envolvía en una nostalgia especial, casi mágica. Sentado en uno de los bancos de cubierta con las voces y risas de los grupos de gente con los que compartía aquel espacio de banda sonora me entró un íntimo ataque de pánico. Por qué viajaba solo? Acaso estaba solo en el mundo? No podía ser, yo mismo lo había decidido. Por qué me preocupaba tanto el qué decir sin me preguntaba alguien?

Angustiado empecé a crear otra vida, otras circunstancias y otros motivos por los que el nuevo personaje que iba a encarnar se encontraba solo en aquel barco. Hacía dos años que conoció a un chico. Se gustaron, se liaron. Empezaron sin quererlo una vida en común. Se fueron enamorando pasito a pasito, beso tras beso, noche tras noche. Sus vidas estaban plenas. Vivían sus momentos más felices juntos. A punto de cumplir dos años de relación planificaban conmemorar su aniversario con un viaje. Llevaban planificando la desplanificación de la ruta unas semanas. Los dos aborrecían los viajes organizados. Querían un poco de aventura y la libertad de hacer lo que les diese la real gana, sin tiempos, sin horas, sin presiones. Con el único y firme compromiso de disfrutar al máximo de aquella experiencia que iban a realizar juntos. Pero un mes antes una llamada de teléfono emborrachó su vida de dolor. Su gran amor se murió. Un trágico accidente de coche. No quiso saber nada más. Colgó el teléfono y se desgarró por dentro. Transcurrieron cuatro semana en blanco. No recordaba nada. Tan sólo contaba con el apoyo del alcohol y su psicóloga. Hasta que un día llamaron a la puerta. Uno de sus amigos le despertó de una de sus interminables siestas. Después de un primer rechazo, nuestro personaje se relajó, se desahogó y encontró un mejor compañero que el tándem botella-psicóloga. Un amigo que siempre había estado ahí y nunca le había prestado la más mínima atención. Un brote de vida había nacido en su interior. Corrió a la habitación, preparó su mochila de viaje y con la fotografía de su amor en el bolsillo superior izquierdo de su chaqueta emprendió el viaje que con tanto amor habían preparado.


- Perdona, tienes fuego?- Me preguntó un chico trayéndome de golpe de aquel remoto lugar donde me encontraba.

- No, no fumo- Mientras le contesté me di cuenta que estaba en la otra punta del barco. Me llevé la mano a las mejillas para secarme las lágrimas.

- Estás bien?- Me preguntó.

- Sí, sí.- dije volviendo a ser yo- Muy bien, ahora muy bien.

En ese momento sentí que ya estaba preparado para vivir aquella experiencia. No viajaba solo, estaba conmigo mismo. Y aquel viaje era nuestra carta de presentación. El comienzo de una preciosa y duradera amistad. Me quedé con aquel grupo un buen rato riéndonos y compartiendo nuestras vidas. Me informaron de cosas que no me podía perder y comidas de imprescindible degustación . Y así llegamos a nuestro destino, mi desembarco en Génova. Por fin pisaba suelo italiano. Que pleno me sentía.

Continuará...

13 comentarios:

  1. Hola Mon, pasé a ver si me habías contestado , luego vuelvo y te leo , que ahora tengo prisaaaaaaaaaaaaaa.

    Un besote .

    P.D.Te dejé una pregunta en el post anterior...jeje

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  2. Tremendamente interesante. Que sobresaltos de emociones!!
    Salu2

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  3. Vaya viaje.

    Muchas gracias por llevarnos contigo es todo un honor

    Besos

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  4. Qué envidia! A mi me gustaría perderme aunque solo fuera por un día, no existir.
    UN besito

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  5. Vaya viaje , a una tierra muy especial (para la muasa claro), no tardes en publicar la continuación ...


    Un besote .

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  6. Cuando leo sobre viajes siempre me da la ilusion de hacer lo mismo algun dia, de recorrer los pasos de viajeros antiguos... quizas ancestrales...
    Viajar es un hermoso arte... divino
    saludos desde mi lejana galaxia

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  7. Me encantó Mon, me emocionó muchísimo!
    Qué viaje!! Espero la continuación ansioso ( ya me conocés, para variar, jajajaja!!)

    BESOTES ENCANTO

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  8. Me has recordado de mis viajes de antaño, Barcelona-Ibiza, Ibiza-Barcelona en los barcos de la Transmediterranea...¡que tiempos!
    Ramblear es un deporte estupendo, y muy entretenido, jajaja.
    Un relato con mucho sentimiento, no sé si es real, pero siempre hay una luz al final del tunel, si se sabe ver.
    Besos.

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  9. Viajo contigo, Mon, a través de tus palabras. Hay mucho sabor en ellas.
    Felicidades por el buen oleaje...

    Besos!!!

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  10. Bien valió el retraso y la confusión Barcelona es especial,la historia de un amor truncado por el destino le da ese sabor de reflexión,somos frágiles y nuestras vidas pueden cambiar de un momento a otro,la soledad consentida y estar con nosotros,emprendiendo un viaje es una apuesta interesante espero la próximo entrega,un abrazo.

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  11. Claro que me llegan tus besos, querido amigo! Recuerdo que tenés una deuda conmigo, pero tranquilo, yo te espero y como me lo pedís, y nunca te fallaría, me dedicaré a hacer LA COSA con itenso frenesí, jajajajaja!!

    TE QUIERO AMOR!!

    BESOTES

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  12. Hola cariño un besote que bueno verte.
    Mon un día me iré a Barcelona me encanta como me la cuentas, me encanta todo, es que hasta cuando le dijisteis al muchacho que no fumabas yo dije yo tengo encendedor, yo fumo. Y en mi mente me respondiste pues dejarlo que solo es gastos.
    Como si estuviera allí contigo. Me encanta leerte sois un encanto.
    Sabes tu y Stanley son muy especiales para mi.
    Es como que ya les siento como si fuéramos viejos amigos.

    Mon que no se me olvide te deje un regalo en mi blog. Para ti

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  13. Me la he vuelto a leer, es que me recuerdas algún que otro viaje que hice solo. POr ejemplo la primera vez que fui a Marrakecht fue así y sin grupo ni na, toda una aventura, bueno y a Sitges.

    Ya hace unos años y esos pensamientos que cuentas en cubierta, los tuve parecidos, bastante

    Besos

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