Especial La Carroza (I)

Llego a casa agotado, dejo la maleta aparcada en medio del pasillo. Atraco la nevera, mi estomago gritaba desesperadamente como cada noche al llegar del trabajo. Con mi sandwich de buen jamoncito y queso me repanchingo en el sofa. Despues de semanas de intenso trabajo por fin me podia relajar! La noche fue un exito, la mejor forma de poner un punto y aparte a diez años ininterrumpidos de trabajo. Una gran exitacion recorrio mi cuerpo. Al dia siguiente comenzaria mi gran aventura. Por fin la vida me llevaba a conocer un pais que desde niño me llamo poderosamente la atencion.

Necesitaba una ducha. Me quite perezosamente la ropa mientras el agua corria en busca de mi temperatura propicia. Mire mi mini bañera deseando que se convirtiera en una grande donde poder tumbarme y relajarme. En cuanto me meti debajo del chorro senti un gran hormigueo, el que siempre siento cuando los musculos de mi cuerpo se relajan. Poniendo el champu en la palma de mi mano, me di cuenta que mi mente, como de costumbre, ya habia volado. Esta soñando con cada ciudad que queria conocer. Mientras me aclaraba bien el pelo, recorri todos los paisajes que creia iba a recorrer. Mientras me enjabonaba el cuerpo creia ver a todas las personas con las que iba a entablar conversacion. Seguia enjabonandome imaginando a todos los hombres con los que me iba a cruzar. Con mas jabon soñaba con todos los chicos guapos que conoceria. Completamente enjabonado me exitaba sintiendo aquel cuerpo rozandose contra el mio mientras mordia cada centimetro de mi cuello. Altamente acelerado libere toda la excitacion que me producia la incertidumbre de lo que iba a pasar mañana. Ya mas relajado, deshice la maleta con la facilidad de siempre, demasiadas veces habia repetido aquel acto hecho costumbre. Puse un cd de Dinah Washington, cai rendido encima de la cama y me dormi con una sonrisa de felicidad dibujada en mi cara. Navegando por el subconsciente una incognita: viajaria con maleta o con mochila?

Una de las cosas que mas nervioso me ponen es esperar; y hacer cola para conseguir un billete sin saber si hay o no plaza, me pone "atacao". Pero ahi estan las montañas rusas de mi vida y la unicas en la que me he montado. Hasta ahora no he reunido el valor suficiente para montarme en uno de esos monstruos de metal, piezas unidas por tornillos y tuercas montadas por no se sabe quien... Mi cuerpo se conforma con los niveles de adrenalina que me produce la incertidumbre de saber si hay plaza en el proximo Euromed a la que seria la ciudad-escala en mi viaje, Barcelona.

Del techo bajaron unos focos derrochando una luz blanca e intensa apuntando al centro de aquella sala de espera poblada de caras mas que aburridas. Las paredes se cubrieron con cortinas de lentejuelas plateadas, de las cuatro esquinas se resbalan cuatro columnas de luces de todos los colores. Me removi en el asiento. Sono un redoble de tambor creando una gran expectacion en mi interior. Como por obra de Moises, el suelo del hall de la estacion se abrio en dos. Solo salia humo. Empezo a sonar una melodia que me era muy familiar, pero no conseguia identificarla. De repente, como parida del suelo, asomo una melena rubia sujeta en un moño alto, debajo del flequillo esos ojos azules inconfundibles. Era ella. Se acerco el microfono a la boca y empezo a cantar.

Marisol, la Gran Marisol!!!!

"La vida es una tombola, tom, tom, tombola..."

La sala de fiesta se transformo en una gran fiesta. Aunque estupefacto, solte toda la alegria que me emborrachaba y me puse a bailar con la señora que estaba sentada a mi lado. Mi gran sorpresa fue cuando , en las ultimas frases de la mitica cancion, la gran estrella me señalo y me atrajo con su indice. Alucinado, me acerque y me entrego un sobre que contenia el unico billete que quedaba para el proximo tren. Salte de alegria, la bese, la abrace y, despues de darle las mil gracias regreso al utero de donde parecia haber salido.

Con la resaca de la inesperada fiesta y billete, de preferente, en mano, me dirigi al vagon señalado. Encontre mi lugar en un vagon donde se respiraba tranquilidad, curioso para la cantidad de gente que lo habitabamos. Partimos sin que mi compañero hiciese acto de presencia. O Marisol me mintio, y no era el unico billete que quedaba en todo el tren, o en ese momento habria un ser humano desbordado por la ira. Perder un tren despierta unas sensaciones terribles para el ser humano. Ya habiamos salido de la ciudad cuando aparecio el. Perfil grigo, rubio, ojazos azules, unas manos poderosas, vestido con el uniforme de Renfe que escondia un cuerpazo de escandalo. Me ofrecio cava y le dije uno de mis sies mas coquetos. Sin duda, que el Dios se encargara del vagon donde la tombola decidio que tenia que viajar era una señal de que mi aventura iba a ser impresionante. Y asi se pasaron las tres horas y media de viaje, entre mi Dios griego, copitas de cava varias, mis repasos mentales del contenido de la mochila que finalmente habia elegido como compañera, y los juegos con la preciosa y risueña niña que viajaba con su mami sentadas tres butacas mas adelante. Por fin llegue a la primera escala de una de las mejores experiencias que he vivido. Barcelona.

Continuara...